La clave del desarrollo de la ciudad de Valledupar está en su bosque seco tropical
Valledupar, la capital del Cesar, es conocida internacionalmente por el Festival Vallenato, y localmente, por sus árboles. Esta ciudad, de alrededor de 400 mil habitantes, tiene un arbolado urbano diverso, con una muestra importante de bosque seco tropical. Valledupar puede ser la única ciudad en la costa Caribe donde se han protegido los remanentes de este ecosistema amenazado en un contexto urbano; protegiendo una fracción del escaso 8% que queda del bosque seco en el país. En Valledupar quedan parches de bosque seco en: el Cerro de la Popa, el Cerro Cicola (o de la DPA), el Cerro del Santo Ecce Homo, a lo largo del río Guatapurí, y a lo largo de sus calles.
Valledupar no tiene nada que envidiarle al Distrito Capital de Washington en Estados Unidos con la floración de sus cerezos japoneses (Japanese Cherry blossoms), sin embargo, los estadounidenses le sacan kilometraje a esta floración. Estos conocen la fenología para estimar el inicio y la duración de la floración, organizan eventos culturales alrededor de la floración, y crean rutas en la ciudad para que los turistas puedan ver los árboles en todo su esplendor. El Festival Nacional de los Cherry blossoms, donde la florescencia de los árboles dura un mes, es el evento que más mueve la economía de la ciudad, trayendo $126 millones de dólares al año.
Otras ciudades del mundo también capitalizan sus activos ambientales. Buenos Aires, Argentina tiene el Festival del Jacaranda por los árboles que florecen morado en noviembre y diciembre. Muchas ciudades en el Japón organizan festivales alrededor de la floración de los cerezos originarios de allá en marzo y abril, de mayor envergadura que la de Estados Unidos. Valledupar podría inventarse el Festival del Puy.
El primer paso es conocer el capital natural de la ciudad. Para ese efecto, la Alcaldía, junto con otras entidades y organizaciones de la sociedad civil, lograron sacar adelante el Plan de Manejo de Arbolado Urbano, con apoyo técnico del Servicio Forestal de Estados Unidos (USFS) y el Programa Desarrollo Resiliente Bajo en Carbono (LCRD), financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Los resultados del Plan muestran los pros y contras (más precisamente trade-offs) de los servicios ambientales entre las especies urbanas.
El inventario llevado a cabo para la construcción del Plan, reportó 73 especies de árboles dentro del casco urbano de Valledupar. Para efectos comparativos, Bogotá tiene alrededor de 50 especies en 5-6 veces más espacio. Los árboles más abundantes inventariados a lo largo de las calles corresponden a especies frondosas como son el mango (Mangifera indica), el maíz tostado (Coccoloba acuminata) y el olivo negro (Bucida buceras). Mientras que las especies más abundantes en los parques o áreas naturales dentro de la ciudad son especies caducifolias, como el puy (Handroanthus billbergii), la majagua (Pseudobombax septenatum) y el quebracho (Astronium graveolens).
Esta información solo es interesante a la luz de los servicios ambientales que brindan estas especies – en particular el servicio de proveer sombra. En Valledupar, con temperaturas de hasta 40 grados centígrados a medio día, no hay nada más valioso que buscar refugio bajo la sombra de un árbol. Para esto, el Plan desarrolló mapas de vegetación y temperatura. En los siguientes mapas que corresponden al mes de octubre, muestra el evidente efecto de la vegetación sobre la temperatura: entre más vegetación (más verde oscuro en el mapa de la izquierda), la temperatura es más baja (más azul en el mapa de la derecha). En octubre, todos los árboles están frondosas, con hojas, y brindando sombra.
En cambio, la película cambia en febrero, ya que algunas especies son caducifolias (pierden sus hojas en verano). Sin hojas, el árbol no regula la temperatura. Los siguientes mapas ilustran el cambio. Donde está la vegetación en el mapa de la izquierda (a lo largo del Río Guatapurí, el corredor noreste de mapa) hay algo de verde, y corresponde a las áreas más frescas. De manera interesante, el mapa de temperatura, muestra que en el centro de Valledupar – que está lleno de árboles de mangos entre otros, que no pierden sus hojas – tiene menor temperatura.
Estos mapas explican porque las especies sembradas a lo largo de las calles son árboles que nunca pierden sus hojas; mientras las que se dieron naturalmente, si pierden las hojas en verano. Las personas valoran más tener un árbol frondoso durante todo el año para mantener fresca su casa y calle, que un árbol que deje pasar al “mono” en verano.
Conservar el bosque seco en Valledupar garantizará que la ciudad sea habitable en un futuro, ya que estas especies están adaptadas a tolerar sequias extremas. Según el IDEAM (Escenarios de la Tercera Comunicación de Cambio Climático), para el 2070, en Valledupar disminuirá la lluvia en 16% y aumentará la temperatura media del aire en 1.9 grados centígrados. Valledupar tendrá un clima más seco y cálido, que afectará sus habitantes y también al arbolado urbano. Especies introducidas puede que se demoren más tiempo en adaptarse a estos cambios, y podría aumentar su mortandad y la incidencia de plagas y enfermedades.
Cambiando de perspectiva utilitaria de la conservación de los árboles (i.e., regulación de temperatura); el bosque seco despierta la emoción y fascinación por el mundo natural. La floración del Puy es uno de muchos. Para el ojo más observador, la floración de la Majagua (Pseudobombax septenatum) ocurre en una ventana de 20 minutos, entre las 6:20pm y 6:40pm, entre diciembre y enero. Con paciencia, se logra presenciar cuando abre la flor que parece un cepillo de afeitar. El árbol focaliza su polinizador – los murciélagos – por exponer su flor solo durante las horas de la noche, ya que estas caen en la madrugada.
Las flores no son el único espectáculo. Las semillas de las especies del bosque seco han desarrollado mecanismos ingeniosos de dispersión. Los árboles de sangregao (Pterocarpus acapulcensis) o el cedro (Cedrela odorata) que sacan sus semillas a volar como helicópteros, viajando varios kilómetros. ¿Mientras que otros árboles, su mecanismo de dispersión es que la semilla explote como es el caso con la Ceiba de Leche (Hura crepitans), que es como una mandarina cuyos cascos explotan y sacan una semilla del tamaño de un alka-seltzer cuando llega a maduración.
Las maravillas del bosque seco pueden dinamizar la economía local de Valledupar al volverse un atractivo turístico de talla mundial. Por otro lado, conservar este ecosistema amenazado, brinda beneficios inmediatos a sus habitantes (e.g., sombra, remoción de contaminantes, amortiguación de ruido), mientras que es una estrategia de adaptación y mitigación al cambio climático lo cual concuerda con la visión del actual alcalde de volver a Valledupar una ciudad resiliente. Empiecen por ver los Puy en flor, y después se quedan para la Puya, el Merengue, el Paseo y el Son.
Fuente: http://lasillavacia.com/silla-llena